Reconozco que siempre he sido un poco racista a la hora de elegir a las chicas con las que quería acostarme. Nunca elegía a las morenitas de piel… aunque ni yo todavía se el porqué. Cuando iba con los amigos a ligar siempre me fijaba en las rubias tetonas; si había una chica de piel morena automáticamente la rechazaba.

Pero un día decidí cambiar esa tendencia.

Me había propuesto tener sexo con negras con la intención de saber realmente lo que se siente al tener sexo con una. Como esa noche no quería tentar a la suerte y necesitaba tener sexo con seguridad, se me ocurrió contratar los servicios de una prostituta.

El momento que probé el sexo con negras

Llamé a una agencia donde suelo contratarlas y empecé a decirle el tipo de chica que quería. Me daba algo de corte decirles que lo que quería era sexo con negras así que empecé por describir otros aspectos: que fuera alta, con el pelo moreno, las tetas grandes, que tuviera un buen culo… ah sí, y que sea negra de piel.

La teleoperadora no me puso ningún tipo de problema y a las 22:43 exactamente mandó a la chica para mi casa.

Tengo que reconocer que nada más verla sentí un rechazo inmediato… pero esta vez decidí ir mucho más allá de mi mente; quería experimentar lo que se sentía y nada que me lo iba a pedir.

La invité a tomar algo y le pregunté algunos aspectos banales sin meterme ni un ápice en su vida. Ella reía de una forma tan natural que empezó a atraerme de inmediato. Además, los de la agencia habían cumplido ya que tenía un escote tan pronunciado que casi no podía apartar la mirada de él.

No llevaríamos más de 20 minutos de conversación cuando ella se acercó a mí y me la empezó a chupar. En ese momento me olvidé de cualquier idea sobre el color de piel y me concentré únicamente en lo que quería: follar sin parar. La puse a 4 patas y le di lo que se merecía. Luego me la follé en todas las posturas que me dio la gana.

El “sexo con negras” era increíble, y repetí todas las veces que quise.

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