Motivos de mi cambio a un servicio de sexo telefónico sin esperas
En el momento en el que me inicié en el mundo del sexo telefónico me centré únicamente en un número y nunca me habría podido imaginar que existía una mejor opción que, en algún lado, me estaba esperando.
En el momento en el que hacía mi llamada tenía que esperar algunos minutos a que las mujeres del otro lado me pudieran atender.
Lo que al principio eran un par de minutos, llegaron a ser 4 o 5, luego 6 o 7 y finalmente hasta 10 minutos.
Al parecer esa es la estrategia que seguían: en un primer momento te enganchaban y luego te hacían esperar el máximo tiempo posible. De esta forma te sacaban todo el dinero que podían.
Esto lo intentaron conmigo en un par de ocasiones hasta que al final no lo dude más y me cambié a un servicio telefónico sin esperas.
¿Cómo era el nuevo servicio?
Reconozco que en mi primera llamada era mucho más crítico de lo que había sido con el servicio anterior. No es que me hubieran hecho nada, pero quería hacer las cosas bien… ya me habían engañado durante mucho tiempo atrás.
En el momento en el que hice la llamada no tardaron ni 10 segundos en derivarme con la tía con la que quería hablar.
Aunque la conversación, para mi gusto, empezó algo aburrida, lo cierto es que la mujer consiguió darle la vuelta a la situación y me acabó poniendo la polla bien dura sin tan siquiera haberme dado cuenta.
Lo que antes era incertidumbre, en ese momento era puro placer.
Por supuesto, le di “carpetazo” a mi antigua opción y me decanté por esta que iba a ayudarme a marcar la diferencia.
A día de hoy todavía sigo decantándome por el “servicio telefónico sin esperas”.